Las noticias ––o hechos o anécdotas–– se
transfiguran en motivos de un cuento; y el
motivo alimenta otra almendra: el tema.
José Balza, “El cuento: Lince y Topo”.
El conflicto es la semilla desde donde comienza a desarrollarse, se vuelve necesario identificar cada una de las partes que componen su estructura para ir aprendiendo cómo transformar una anécdota hasta que el resultado final sea un cuento.
Expongo una técnica para desarticular un cuento tradicional, con el fin de descubrir la idea principal que rige el texto y que da lugar al conflicto; además de ayudarnos a identificar cuál es la estructura básica y distinguir aquellos elementos que son indispensables en todo cuento.
El enunciado o idea principal que describe el cuento
El Enunciado en un cuento es la idea central que rige toda la narración. También lo llamamos Tema, siempre está presente aunque no lo mencionemos, es algo así como la esencia de lo que narramos y que aparece en las entrelíneas. Algunos lo llaman Premisa; para la escuela francesa de Análisis del discurso es un Tópico, es decir se puede expresar en una o dos palabras, como rabia, dolor, humillación, amor, desamor; otros lo han bautizado como Objeto discursivo y se puede expresar en una o varias oraciones, como la ingenuidad de una niña frente al engaño del lobo, o la lucha entre el bien y el mal, o bien el retrato del miedo ante lo desconocido y aquello que no se comprende, o la envidia y el resentimiento ante aquello de lo que se carece.
Aunque estoy de acuerdo con Flannery O’Connor en cuanto a los varios significados y temas que pueden encontrarse en un buen cuento, puesto que un texto bien hecho da pie a muchas lecturas; también coincido con Lajos Egri[1] en cuanto a la importancia de la premisa dramática, ya que si no tenemos claro qué queremos contar es más fácil perderse o mezclar varios conflictos y convertir el cuento en un híbrido sin eficacia narrativa alguna. En esos casos puede suceder que lo que escribimos no logre nuestros objetivos originales debido a que hayamos introducido más de un conflicto y los hilos narrativos se nos enreden en lugar de tenderse claramente.
Es frecuente comenzar a escribir un cuento a partir de una imagen, de un recuerdo, de un encuentro, o tal vez partamos de querer dar vida a un personaje; sin saber, en principio, qué va a pasar en esa historia. En realidad es un poco como escarbar en el inconsciente, tratando de dilucidar qué nos quiso decir esa primera intuición, qué emoción nos la despertó, y fue lo suficientemente fuerte como para lanzarnos a escribir. Generalmente es algo relacionado con nosotros mismos, con aquello que tememos, que odiamos o que nos ha lastimado, aunque no siempre, no hay que desestimar la alegría y el gozo. Cuando sentimos que nuestro cuento no queda bien, buscar el enunciado puede ayudarnos a reencontrar el conflicto preciso y, a partir de él, volver a desarrollar nuestra trama. Aunque no es fácil, quizá antes haya que desarmar el cuento, para eso sirve conocer la trama.
La trama o el orden y la clave obligatoria
El cuento debe partir de situaciones en las que el o
los personajes viven un conflicto que los obliga a
tomar una decisión que pone en juego su destino.
Julio Ramón Ribeyro, “Decálogo”.
La trama es la concatenación de hechos que llevan a un resultado determinado. El estructuralista francés Gerard Gennette estudió esta sucesión de eventos y sus relaciones en lo que él llama Eje del tiempo en la subcategoría de Orden[2], donde habla del orden de sucesión temporal de los acontecimientos en la historia o diégesis[3]. Para encontrar esta cadena de peldaños clave que conforman el cuento, yo suelo utilizar un ejercicio de Gianni Rodari tomado de su libro La gramática de la fantasía[4], que el autor bautizó como clave obligatoria. Rodari propone que elijamos un relato cualquiera y tratemos de despojar a los personajes de sus nombres para luego realizar un ejercicio de distanciamiento, con el fin de volver a contar los hechos con frialdad y desapego para rescatar su línea narrativa básica.
Para que quede más claro daré un ejemplo: si tomamos un cuento tradicional, digamos, Caperucita Roja, y queremos comprender cuál es su clave obligatoria, con el fin de extraerle la estructura básica o trama, es decir la concatencación de hechos que dio lugar a la historia; primero tendremos que despersonalizarla. Para comenzar a distanciarnos, cambiaremos el nombre de cada uno de los personajes por una letra:
La abuela será solamente = A
La comida que le lleva su nieta, se convertirá en = X
La mamá mutará a = M
Caperucita se convertirá en = C
El lobo terminará siendo = L
El guardabosques-cazador-leñador se volverá = G
Ahora hagamos el ejercicio de distanciamiento, narrando fríamente y con toda la distancia que podamos sin destruir la historia, esto sirve para encontrar la clave obligatoria:
A (la abuela) está incapacitada para procurarse X (la comida), algo que le es vital y, por lo tanto, otra persona M (la mamá) tiene la necesidad de hacérsela llegar. Con este fin le pide a C (Caperucita) de menor experiencia o de menor rango que haga la entrega. Pero M le advierte a C que debe tener cuidado, porque hay un L (el lobo) enemigo, que puede ser muy peligroso, y si C no sigue al pie de la letra las instrucciones, el peligro se multiplicará. C promete hacer todo aquello que M le indica, pero en el camino se desvía porque encuentra distractores (en este caso son las flores, los pajaritos, etc.) y esto le provoca un encuentro con el enemigo L, quien le extrae toda la información y la engaña diciéndole que conoce una mejor forma de llegar al sitio de entrega; C no tiene experiencia o no es tan astuta como L y le cree, por tanto sigue la ruta que L le sugirió; mientras L logra adelantársele y llega antes que C a donde está A. L finge ser C, pero como A tiene mayor experiencia, descubre el engaño; L la neutraliza (se la come de un solo bocado o la encierra en el ropero); entonces L suplanta a A, es decir, toma su lugar para esperar a C, quien al llegar nota que algo está mal y comienza a cuestionar a L hasta lograr que el impostor se descubra y la ataque; entonces C se defiende como puede (grita). G (guardabosques-cazador-leñador) quien anda ya tras la pista de L, conocido maleante que ha infringido la ley en repetidas ocasiones y tiene en alerta a G y todo su aparato, recibe el mensaje de C pidiendo ayuda; acude y somete a L (lo mata, lo amarra o lo enjaula) y libera a A (la saca de la panza del lobo, o del ropero), finalmente C cumple con su misión de entrega de X en las manos de A, mientras G se lleva a L y el peligro desaparece definitivamente.
Por fin, hasta ahora descubrimos que el tema o enunciado o premisa del cuento es la ambición, puesto que L quiere lo que tiene C a toda costa y arma un plan para quitárselo, sin justificaciones morales y sin medir las consecuencias de sus actos. Por eso, la lucha de fuerzas contrarias se libra entre quien tiene algo y alguien sin escrúpulos que lo ambiciona. Después de desnudar la Caperucita, nos damos cuenta de que muy probablemente ésta sea la plantilla que rige la trama de muchas de las historias de aventuras y de espías, sólo que las últimas con más acción, golpes, peleas y efectos especiales.
[1] Lajos Egri, Cómo escribir un drama, México, CUEC, UNAM, Material didáctico de uso interno,
No.9, Área guión, sf.
[2] Véase Gerard Genette, Figures III, París, Seuil, Col. Poétique, 1972, pp.78-120.
[3] La Historia o Diégesis es para Genette la sucesión de acontecimientos reales o ficticios que son el objeto del enunciado narrativo.
[4] Véase Gianni Rodari en La gramática de la fantasía, Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1993.
la clase esta buena
como esta chido
la clase esta buenísima
Aludir médium reina o
fue muy feo pedi el cuento lo odio
¿?
Que interesante el ejercicio del distanciamiento, para descubrir la premisa en este caso. La ambición.